Nos ha parecido importante exponer este tema de la eficiencia y la productividad en el estudio de arquitectura, ya que tendemos a no gestionarnos lo suficientemente bien como para ser eficientes con nuestro tiempo. Antes de profundizar en este tema tan extenso, nos parece oportuno aclarar algunos conceptos importantes que nos ayudarán a entender con claridad las diferencias que existen entre ellos.

Productividad y arquitectura

Ser productivos no es hacer más, sino realizar unas tareas concretas con concentración y sin estrés para poder emplear toda nuestra energía y creatividad. Esto evitará fallos que ocasionen tener que volver a ejecutar el mismo trabajo o revisarlo para corregir errores. Seremos más productivos si realizamos las tareas correctamente aunque empleemos más tiempo en un principio.

Desde la carrera universitaria tenemos interiorizado el trabajar las horas que hagan falta para llevar a cabo un proyecto. Esta manera de trabajar no resulta la mejor decisión desde el punto de vista de la productividad.

Eficiencia

Ser eficientes consiste en utilizar de la mejor manera posible los recursos que consideremos óptimos para lograr un objetivo.

Los arquitectos, en la mayoría de los casos, tenemos muy desarrollado el sentido de la perfección. Lo que hace que aplicar el concepto de eficiencia con nuestro tiempo y con nuestro trabajo se nos haga bastante complicado. No quiere decir que ser perfeccionista sea una mala cualidad, de hecho, las cosas de las que estamos más orgullosos y que tienen un mejor resultado suelen ser las que más tiempo le hemos dedicado. Las preguntas que surgen después son las siguientes: ¿Ha merecido la pena? ¿Me he gestionado bien? ¿He invertido bien mi tiempo?

Este ejercicio será muy importante para futuros trabajos y para organizar bien nuestro tiempo. Para poder ser eficientes es necesario conocer y analizar el tiempo que nos va a llevar cada tarea y la concentración y energía que nos va a suponer.

La eficiencia en los detalles

Muchas veces, cuando estamos diseñando algún proyecto de forma digital, trabajamos con tanto zoom para que todas las líneas estén perfectamente unidas y cada elemento quede debidamente detallado que, cuando nos damos cuenta, llevamos una hora modificando un elemento que después no se puede apreciar.

¿Por qué nos pasa esto? Porque la escala en la que vamos a imprimir no tiene el tamaño suficiente como para ver lo que estamos dibujando. Esto es un claro ejemplo de no ser eficientes ni productivos con nuestro tiempo.

No solemos evaluar bien nuestro tiempo a la hora de enfrentarnos a un proyecto por lo que es muy importante analizar las tareas a realizar, organizarlas según su importancia y aplicarles el tiempo que teníamos previsto siempre y cuando hayamos trabajado concentrados y no surjan problemas durante el desarrollo. De ser así, deberíamos pararnos y volver a replantear la situación ya que lo más seguro es que estemos dejando cosas sin hacer que puedan ser más importantes que los problemas que estamos solventando con nuestra primera tarea.

Después de haber aclarado estos conceptos, creemos conveniente destacar la gran capacidad que tenemos los arquitectos para comprender la complejidad de las situaciones y dar con la solución más sencilla.

Esto nos lleva a recordar el principio de la navaja de Ockham, que dice: “cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más sencilla tiene más probabilidades de ser más correcta que la compleja”. Este principio, aplicado a nuestra forma de trabajar, sería lo más correcto de cara a la productividad.

Delegar también es productivo

Otra disciplina que solemos adquirir los arquitectos es querer hacerlo todo nosotros mismos, ya que normalmente pensamos que la implicación en las tareas de uno mismo siempre va a ser mayor si las hacemos nosotros que si las hace otra persona. Este pensamiento puede ser cierto, pero… en determinada medida.

La colaboración en la arquitectura

Si elegimos un buen equipo para que colabore en nuestras tareas, debemos de confiar en ellos para que puedan demostrar su implicación y su forma de enfrentarse a las tareas del estudio. De hecho, en muchas cuestiones podrán sorprendernos y nosotros adoptar actitudes que hemos visto en otros profesionales con los que colaboramos.

La manera más productiva que hemos encontrado en nuestro estudio en cuanto a colaboración y delegación de los trabajos es revisar constantemente las tareas que se van realizando. Así el tiempo empleado en esa tarea será eficaz y no tendremos que volver atrás para desarrollarla de nuevo.

Evitamos una pérdida de tiempo de los profesionales que colaboran en nuestros proyectos. De esta manera, podremos conversar con nuestros colaboradores y poner en común durante el desarrollo de la tarea, los diferentes puntos de vista u estrategias que se han llevado a cabo para su realización.

Estudio de arquitectura o empresa de arquitectura

Antes de empezar con esta sección, es importante tener en cuenta que somos empresas de profesionales de la arquitectura, y no estudios de arquitectura. Pensar que somos arquitectos u oficinas de arquitectura, nos conducirá a no valorar nuestro tiempo y por consecuencia, no ser eficientes y productivos.

Debemos pensar que nuestra empresa debe producir lo suficiente para ser solvente y poder crecer. Para ello, nuestro tiempo debe ser estructurado y organizado según los beneficios que cada proyecto nos pueda ofrecer. En base a esta relación, estableceremos unas pautas y una estrategia de actuación con cada proyecto o tarea.

¿Qué es una empresa de arquitectura?

A continuación explicaremos los beneficios que puede aportarnos entender con claridad que es una empresa de arquitectura. Como reflexionaba hace tiempo Julen Asua:

“Durante casi toda mi vida profesional he tenido que escuchar millones de veces a muchos arquitectos afirmando lo siguiente: “Nosotros no somos empresarios”. Lo proclamaban a los cuatro vientos. Sacando pecho y seguro de sus palabras. Con la tranquilidad de quien se sabe inocente de haber cometido un pecado capital.

Sinceramente, no sé qué hay de malo en tener un estudio de arquitectura, una oficina o un (ponga-aquí-el-palabro-que-más-le-guste) y llamarlo por su nombre. Tienes gente a tu cargo, tienes encargos, tienes clientes, tienes responsabilidades muy serias derivadas del trabajo que desarrollas, tienes plazos de entrega y cobras un precio por el desarrollo de tus trabajos ¿Qué demonios es eso más que una empresa?”

¿Conoces tus virtudes?

Como estrategia empresarial o plan de negocios arquitectónicos debemos conocer cuáles son nuestras virtudes y qué se nos da mejor para poder especializarnos en algo y poder dar el máximo rendimiento de nosotros mismos. Para ello, es necesario adquirir una estrategia y empezar a desenterrar la palabra “marketing” que a los arquitectos nos resulta tan incómoda en algunos aspectos. Debemos saber vender lo que hacemos, y ¿quién mejor que nosotros mismos?

Nadie como nosotros conoce nuestros proyectos ni las decisiones que hemos tomado para llevarlo a cabo. Durante el proyecto tomamos una serie de decisiones personales y fundamentadas en nuestros conocimientos que hace que cada proyecto sea único. Debemos de reservar un tiempo para resaltar los aspectos importantes de cada proyecto y saber comunicarlos con claridad para poder llegar a los clientes y que puedan percibir el entusiasmo con el que afrontamos nuestro trabajo.

¿El objetivo de cualquier estudio de arquitectura? Un cliente satisfecho

Debemos ser realistas con nosotros mismos y aceptar los trabajos con los que nos sintamos cómodos.  Estos serán los que mejor resultado nos den y poco a poco iremos especializándonos más y adquiriendo mayores conocimientos en el campo/s que hemos elegido.

Según como está la situación (donde hay una escasa demanda y mucha oferta), nos obliga en determinadas ocasiones a aceptar proyectos que no nos ilusionan o que no conocemos con profundidad. Esto nos lleva a no prestarle la atención suficiente y por lo tanto el resultado no será el que mejor podemos dar. A largo plazo podremos recoger los frutos que nos darán el haber invertido tiempo y dedicación en una o varias especializaciones sin tener que abarcar todos los trabajos posibles dentro de la arquitectura.

Recuerda que nos acabarán buscando si los resultados de los trabajos que hacemos superan las expectativas de los clientes. Es bueno recordar que el mejor marketing dentro de la arquitectura es un cliente contento y satisfecho con el servicio que ha contratado.

“SI NO DISFRUTAMOS DE LO QUE HACEMOS, DIFICILMENTE APROTAREMOS UN VALOR EXTRA EN NUESTROS PROYECTOS”

E20 Arquitectos: un estudio de arquitectura profesional

Desde e20 Arquitectos esperamos que hayamos podido ayudar, tanto a los arquitectos como a cualquier técnico que se pueda ver reflejado en las cuestiones que comentamos, a aprender a ser más eficientes y productivos con vuestro tiempo.

Nosotros llevamos un tiempo aplicando estos conceptos en nuestro estudio de arquitectura y el resultado ha sido mejor de lo que esperábamos. No vamos a prisa y corriendo, como íbamos antes en cuanto a realización de trabajos y cumplimiento de fechas.

La organización nos ha dado más productividad con las mismas horas de trabajo empleadas o incluso menos. Hemos establecido unos momentos para descansar cada cierto tiempo que antes no contábamos. Debido a ellos se han fortalecido las relaciones sociales dentro del estudio y la productividad ha aumentado porque la concentración es mayor. Y no sólo eso, también podemos disfrutar del tiempo que no estamos trabajando, con la mente tranquila porque todo está organizado y se reduce considerablemente el margen para cometer errores o despistes.

En e20 Arquitectos queremos que nuestros clientes tengan el mejor servicio. Contacta con nuestro estudio de arquitectura.